martes, 19 de abril de 2011

Fiebre del sábado por la noche

Sin parar, los mocasines rojizos caminan al compás de la música, uno tras otro, a un ritmo fijo. La cámara se ha centrado en ellos como si fueran los protagonistas de la ciudad. Todo alrededor es sucio, vulgar, sin orden ni concierto; pero él no. Con el estribillo se peina el tupé abultado que tanto le cuesta mantener. Sus mocasines siguen avanzando sin perder el ritmo. Él emite una sonrisa, consciente de su vanidad. Y como la música sigue, los mocasines van andando al son. Primero uno, luego otro.
Se permite girarse un momento para contemplar a una bella mujer que pasea contoneándose. Es consciente de que ella también se ha fijado en él y, si no, ya lo hará. Su asombroso ego le dice que puede tener a cualquiera que se proponga. Como es joven, es de mentalidad sencilla, sin muchos sueños o aspiraciones de futuro. No le gusta pensar en cosas negativas, entonces arrugaría su mentón prominente y eso no puede permitírselo.
Aunque no lo parezca, es cariñoso. Su amistad te puede sacar de un apuro en más de una ocasión. Puede escucharte si lo necesitas pero paciencia no es una de sus grandes virtudes. Por eso, será fácil sacarle de quicio y fácil también que por ello te grite cosas que no siente. Pero no te preocupes, porque sabe guardar un secreto; además, sabe callarse cuando no es necesario decir nada, es decir, no le gusta hablar sin pensar, lo que le permite no meterse en muchos líos ajenos.
Le gusta sentirse valorado sin necesitar mucho, solo confiar en pocas personas que le quieran, pero eso no significa que se deje guiar por consejos: le gusta vivir su vida. No creas que es un chico sin metas en la vida, desde luego tiene una: vivir el presente y, como mucho, bailar cada sábado por la noche en el “Oasis 2001”. Como es un poco alocado, su paga del lunes no le llega ni al viernes por la noche.
Sigue deslizándose por la ciudad. La cámara vuelve a enfocar sus mocasines, a juego con su camisa ajustada. Ahora balancea los brazos a su vez, y sus ojos claros van como emitiendo una luz que provoca que el mar de gente se despliegue a los lados para abrirle camino.

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